martes, 11 de noviembre de 2008

Ceremonia

Después de una extensa y agotadora jornada, beber el delicioso y refrescante néctar, era una obligada ceremonia, que entre otras libertades, llegaba en el instante preciso.
-Sus labios, balbuceó inmediatamente lleno de horizonte, como un deseo suave y penetrante.
-Asesinar el reloj, se le cruzaba entre sus anhelos, cada vez más palpables.
-Destino cabrón, inocultable enojo en sus rasgos.

Una luna más , muda de futuro...

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