miércoles, 26 de noviembre de 2008

Giros

Deambulando por deambular y con más desaciertos que dinero en los bolsillos, detuvo su paso frente a una ventana, que tenía la solidez característica de aquellas construidas con maderas nobles. Marco de roble de eslavonia y el inconfundible aroma del cedro, sosteniendo vidrios biselados, impecables, transparentes. Buenas maderas, se dijo
Se esforzó por un instante por mirar más allá, pero sus ojos se enfrentaron a la realidad presbicia y palpando nuevamente sus bolsillos, bajó su mirada, giró su cuerpo y continuó deambulando

martes, 18 de noviembre de 2008

Oblivion

Un lugar para quedarse..."Oblivion" de Astor Piazzolla por Al Di Meola.





sábado, 15 de noviembre de 2008

Huellas

-Germán!!! Exclamó sin pudor y con desenfado. El chico con nombre de adulto, subió inmediatamente al cordón de la vereda, ante el enojo tembloroso de su madre. No tardó en insistir con su exploración callejera, claro. El hilo de agua que corría sobre el asfalto, era más poderoso que su obediencia.
Pisada tras pisada, empapaba la suela de sus zapatillas blancas, para invadir las baldosas secas, dejando su huella con su sello personal. Caminaba hacia atrás o de costado, mirando de reojo el suelo, que se iba marcando a su paso... y a su madre, por si las moscas.

Era otro Viernes, otra luna. Esperando el colectivo, sumándome a Germancito, mirando huellas.

martes, 11 de noviembre de 2008

Ceremonia

Después de una extensa y agotadora jornada, beber el delicioso y refrescante néctar, era una obligada ceremonia, que entre otras libertades, llegaba en el instante preciso.
-Sus labios, balbuceó inmediatamente lleno de horizonte, como un deseo suave y penetrante.
-Asesinar el reloj, se le cruzaba entre sus anhelos, cada vez más palpables.
-Destino cabrón, inocultable enojo en sus rasgos.

Una luna más , muda de futuro...

miércoles, 5 de noviembre de 2008

Salvavidas

He encadenado mi cuerpo a el peor lastre y sin embargo, la vida sigue salvándome.

martes, 4 de noviembre de 2008

Meta

Algún Domingo de algún año, la tristeza se esfumó y las tardecitas después de la siesta, comenzaron a ser el preámbulo de un ocaso sin pena. El aire cálido del viento norte pegando siempre en su cara limpia, pura, pero no inocente, pedaleando a pura sangre sobre el asfalto.
La meta en la frontera misma del horizonte y ya! marchando veloz, para que el charco del pasado no alcance a salpicar y las voces oscuras derramadas en lluvias negras, solo sean malos ratos en el esfuerzo cotidiano del olvido.